Valoraciones a la carta: cómo se justifican los precios en el mercado

En los mercados de capitales, las valoraciones de empresas frecuentemente se manipulan para influenciar a inversores con menor conocimiento financiero. Comúnmente, empresas cotizadas contratan a analistas para que redacten informes favorablemente sesgados, influyendo así en la percepción del valor de estas empresas. Gestoras de fondos, por otro lado, proclaman un «valor intrínseco» de sus carteras que regularmente excede al valor de mercado, usando esta táctica como gancho de ventas para atraer inversores.

Estas prácticas prosperan debido al desbalance de conocimiento entre los inversores comunes y los profesionales que preparan estos informes, los cuales pueden justificar precios basados en proyecciones de ganancias a largo plazo, un periodo en el cual las predicciones precisas son casi imposibles. Aunque los inversores tienen la opción de no adherirse a estas valoraciones, las Ofertas Públicas de Adquisición (OPAs) de exclusión presentan una dinámica diferente, donde las valoraciones llegan a ser obligatorias y los inversores pueden verse forzados a vender sus acciones a precios determinados por «expertos independientes».

Este sistema de valoración puede variar drásticamente entre un valorador y otro, y las OPAs de exclusión ponen a los inversores en una posición donde pueden ser obligados a aceptar precios no deseados, establecidos por expertos financiados por los compradores de las acciones. Este modelo cuestiona la independencia del valorador, dado que su supervivencia depende de justificar precios bajos para beneficiar a sus clientes.

En conclusión, los sistemas actuales de valoración pueden forzar ventas de acciones a precios injustos, a menudo determinados por partes interesadas que controlan el proceso. El rol del regulador en estos escenarios es crítico y debería exigirse una revisión para proteger mejor a los inversores, asegurando que las valoraciones sean más justas y que las partes lleguen a un acuerdo sobre los precios de manera equitativa. Si la mayoría de los inversores rechaza el precio ofrecido en una OPA de exclusión, tal operación no debería proceder, preservando así la confianza en el mercado y los intereses de los inversores minoritarios.

Puedes leer el artículo completo en el blog Rumbo Inversor de El Confidencial

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