Valor intrínseco: el timo de la estampita
Esta estafa involucra tres actores: el mercado (el señuelo) , el profesional financiero (el compinche) y el cliente (la víctima). El mercado tiende a percibirse como impredecible e ineficiente, atrayendo al cliente hacia la posibilidad de obtener dinero fácil. El profesional financiero presenta un plan de inversión prometiendo ganancias significativas gracias a su conocimiento sobre las gangas que ofrece el mercado. Así, muchos clientes invierten esperando un retorno del 100% que dificilmente llegará, mientras el profesional cobra comisiones.
A menudo, las entidades de análisis publican informes con precios objetivos superiores al mercado, y gestores de fondos afirman invertir en empresas infravaloradas gracias a su pericia encontrando chollos. Algunos incluso sugieren comprar acciones a mitad de su supuesto valor intrínseco. Si estos profesionales realmente supieran el valor real, ¿no invertirían su propio patrimonio en lugar de compartirlo para que lo aprovechen otros?.
Los empresarios, que son quienes tienen más y mejor información sobre las empresas, no pueden determinar el valor intrínseco de sus empresas, pero los profesionales financieros lo afirman con certeza ofreciendo esta información por un módico precio.
Hay que tener en cuenta que el valor intrínseco es relevante en opciones, pero no en acciones, donde el valor de liquidación sería lo más similar. Aun así, este valor depende de factores como el tiempo y recursos dedicados a la venta de activos.
En resumen, los profesionales financieros que prometen un valor intrínseco específico están engañando a sus clientes. No pueden garantizar el valor futuro de un activo ni que ya haya sido generado. Lo máximo que deberían afirmar es una estimación, que es subjetiva y depende de la perspectiva del evaluador.
Puedes leer el artículo completo en el blog Rumbo Invesor de El Confindencial