Menos inversión: más pobreza

La semana pasada, como inversores, observamos una acción preocupante por parte del Gobierno español: prohibieron a Magyar Vagón, una empresa privada de la Unión Europea, adquirir Talgo, también una empresa privada de la UE. El gobierno alegó que la operación conllevaría riesgos insalvables para la seguridad nacional y el orden público, clasificando el expediente y ocultando las explicaciones. Sin embargo, la venta de Talgo a Skoda, otra empresa privada de la UE y por un precio menor, no parecería presentar problemas para la seguridad nacional. No queda claro por qué un comprador es aceptable y otro no.

Este episodio erosiona la confianza de los inversores, tanto extranjeros como nacionales, y genera preguntas críticas sobre qué sectores o empresas son considerados estratégicos y las reglas de venta. Mientras se debate sobre atraer inversión extranjera, se ignoran las perspectivas de los pequeños inversores españoles que optan por invertir en ETFs indexados al S&P 500 en lugar del mercado local. Los emprendedores españoles, con ideas innovadoras, frecuentemente optan por iniciar sus proyectos en Estados Unidos, donde la financiación es más accesible y los grandes fondos norteamericanos se sienten jurídicamente más cómodos financiando empresas americanas.

Esto resulta en una fuga de conocimiento, oportunidades, empleo de calidad y riqueza hacia Estados Unidos. Si estos emprendimientos tienen éxito, se convierten en grandes compañías americanas. La política tiende a apoyar con incentivos fiscales a quienes inyectan el primer capital en las empresas, pero eso no resuelve el problema de fondo. Se necesita un ecosistema financiero que incluya emprendedores, fondos de private equity, y un mercado bursátil ágil y eficiente con normas claras que generen confianza.

Generar conocimiento, oportunidades, empleo y riqueza depende directamente de la confianza de los inversores en los mercados financieros. Decisiones arbitrarias del gobierno pueden ahuyentar a los inversores, perdiendo la confianza esencial para atraer y mantener inversiones. Es crucial aclarar las reglas del juego para los inversores y definir claramente qué es estratégico y qué no. Además, construir un buen ecosistema de financiación debe centrarse en la demanda de inversión, no en la oferta. Si los ahorradores globales confiaran en los mercados españoles, invertirían más en proyectos productivos nacionales, lo cual atraería más fondos de inversión y permitiría que los emprendedores españoles prosperen en España, generando empleo de calidad y propiciando un ciclo virtuoso de emprendimiento e innovación. En conclusión, la elección es clara: podemos optar por dar la bienvenida a la inversión y generar riqueza o repelerla y fomentar la pobreza. La mejora de las oportunidades profesionales en España debe ser una prioridad.

Puedes leer el artículo completo en el blog Rumbo Inversor de El Confidencial y ver el vídeo resumen en el siguiente enlace:

Menos inversión: más pobreza

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