¿Qué es un activo de inversión y qué no?

En la era actual, dominada por las redes sociales y los influencers, se observa que muchos ahorradores se ven seducidos por la idea de destinar sus ahorros a la adquisición de diversos tipos de activos, con la esperanza de revenderlos a un precio superior y, así, obtener beneficios. Esta tendencia a buscar rentabilidad en casi cualquier tipo de activo se ha intensificado. Sin embargo, es crucial analizar qué se considera un activo de inversión y qué distingue a estos de otros tipos de activos.

Desde el punto de vista de un inversor, un activo de inversión se define como aquel que ofrece rendimientos, incluso en ausencia de una demanda futura específica para su reventa. Un activo de inversión típicamente genera ingresos o incrementa su valor por sí solo, sin necesidad de ser transferido a otro inversor. Ejemplos claros incluyen:

  • Bonos, que producen intereses y devuelven el capital al vencimiento.
  • Acciones, que pueden generar dividendos y aumentar su capital si la empresa gana valor, ya sea por ser adquirida o liquidada.
  • Inmuebles y bienes tangibles como tractores, maquinaria, vehículos y espacios digitales, adquiridos con el propósito de arrendarlos para obtener ingresos recurrentes.

Por el contrario, no se consideran activos de inversión aquellos bienes que no producen retornos por sí mismos, como:

  • Inmuebles no alquilados, que a pesar de su potencial apreciación en valor, incurren en costos de impuestos, suministros y mantenimiento.
  • Obras de arte, artículos de coleccionista, materias primas, divisas y criptomonedas, que pueden apreciarse en valor pero dependen completamente de la demanda del mercado para proporcionar retornos.

Además, desde otra perspectiva, un activo de inversión puede ser definido por el valor que aporta a la sociedad, identificando como tales aquellos que contribuyen de manera utilitaria a los demás, ya sea en forma de bienes o servicios. Así, los bonos y acciones apoyan a empresas en la producción de bienes y servicios; los inmuebles y bienes alquilados facilitan el acceso a recursos sin la necesidad de compra directa.

Es crucial para los inversores distinguir entre estos tipos de activos ya que aquellos que proporcionan valor suelen generar contraprestaciones como intereses o rentas, asegurando a largo plazo una rentabilidad superior en comparación con aquellos activos cuya rentabilidad depende exclusivamente de encontrar un futuro comprador.

Puedes leer el artículo completo en el blog Rumbo Inversor de El Confidencial y ver el vídeo resumen en el siguiente enlace:

¿Qué es un activo de inversión y qué no?

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