La rentabilidad de tu patrimonio depende de ti
Hace casi dos décadas, durante una comida con un amigo de la infancia en Madrid, ambos profesionales en el sector financiero, discutimos nuestras carreras. Mientras él se centraba en lograr objetivos comerciales en la banca comercial, mi enfoque estaba en la gestión de fondos. Su alegría por un nuevo cliente que depositaría 2 millones de euros en su oficina me llevó a cuestionar el destino de esa inversión, revelando una preocupante indiferencia hacia el beneficio del cliente, priorizando en cambio las ganancias personales y comerciales.
Este encuentro resalta una problemática persistente en el sector bancario, donde el capital depositado en cuentas corrientes beneficia principalmente a los bancos, en detrimento del valor real para el cliente. A pesar de la disponibilidad de fondos monetarios y de renta fija a corto plazo, que en teoría podrían ofrecer mejores rendimientos, la tendencia ha sido mantener el dinero en cuentas con menores beneficios para el cliente. Datos de Inverco muestran un crecimiento en la inversión en estos fondos desde 2021, aunque aún por debajo de lo esperado si los clientes estuviesen adecuadamente informados sobre sus potenciales beneficios.
En 2005, el volumen invertido en estos fondos era significativamente mayor, a pesar del crecimiento económico desde entonces. Este patrón sugiere una resistencia por parte de los bancos a promover inversiones que disminuyan sus propios beneficios, aunque beneficien a sus clientes. La situación subraya la importancia de que los ahorradores tomen un rol activo en la gestión de su patrimonio, buscando información y alternativas de inversión por sí mismos. La educación financiera emerge como un factor crucial para la rentabilidad a largo plazo, enfatizando la necesidad de adquirir conocimientos que permitan evaluar de manera informada las opciones de inversión y la competencia de quienes gestionan nuestros recursos. Este enfoque proactivo es esencial para preservar y aumentar el poder adquisitivo del patrimonio personal frente a las prácticas bancarias que priorizan sus propios intereses sobre los de sus clientes.
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