Invierto en deuda argentina y creo que no estoy loco
El corralito de 2001 me marcó. Aprendí dos cosas clave: las inversiones en empresas pueden proteger el capital frente a la inflación, como lo mostró el Merval en 2002, y que la codicia de las personas suele superar su memoria, como comentó un profesor sobre los argentinos que, tras el corralito, volvieron a ingresar dinero en los bancos que les habían bloqueado sus ahorros. Desde entonces, siempre he desconfiado de los gobernantes de Argentina.
A pesar de todo esto, recientemente he decidido invertir en deuda argentina a través de Avantage Fund y el plan de pensiones asociado, donde gestiono las inversiones y también invierto mi propio patrimonio. ¿Por qué? Porque veo un cambio significativo en la situación del país. El gobierno de Milei ha logrado un ajuste fiscal impresionante: ha tenido superávit fiscal primario en sus primeros diez meses y ha cerrado la brecha entre el dólar oficial y el informal, un logro que acerca el levantamiento del cepo cambiario. Además, la economía, tras una fuerte contracción, parece haber empezado a crecer en el tercer trimestre de 2024, y se espera que acelere su ritmo.
La deuda pública argentina, en comparación con su PIB, es mucho más sostenible de lo que parece. A medida que el PIB crezca desde sus niveles mínimos y la deuda nominal se mantenga estable, el ratio de endeudamiento caerá rápidamente. Esto hace que los bonos en los que hemos invertido, con una rentabilidad cercana al 11,5% anual y un descuento superior al 40% respecto a su valor nominal, sean una oportunidad atractiva. Incluso en un escenario de quiebra, podríamos obtener beneficios debido a este descuento.
He considerado escenarios como un cambio de gobierno o incluso la posibilidad de que Milei decidiera impagar la deuda voluntariamente. Sin embargo, confío en que Milei es consciente de que este camino sería desastroso para Argentina y para su propia agenda de reformas. Además, su compromiso público de honrar la deuda refuerza mi confianza.
No he invertido antes en deuda argentina porque, hasta ahora, los riesgos eran demasiado altos. Hoy, con reformas implementadas, superávit fiscal y crecimiento económico, los riesgos han disminuido considerablemente. Esta experiencia me recuerda la importancia de analizar objetivamente cada situación y no dejarse llevar por prejuicios. Las oportunidades cambian, y nuestra perspectiva debe adaptarse a las realidades actuales.
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