Dividendos maquillados de-liberadamente
Érase una vez, en un país muy lejano y hace mucho, mucho tiempo. Había una empresa cotizada que iba muy bien. Todos los años repartía dividendos a sus accionistas e incluso compraba algunas acciones propias para amortizar. De esta manera, al año siguiente se repartían el beneficio entre menos accionistas y tocaban a más.
Un día apareció un competidor que ofrecía lo mismo más barato y poco a poco se fue haciendo con gran parte de sus clientes. A final del año siguiente el director financiero le dijo alarmado al director general que no habían tenido beneficios y que no iban a poder repartir dividendos. El director general le contestó que si no se repartían dividendos los accionistas les echarían en la próxima junta general. Tenemos que buscar una solución, concluyó.
Puedes leer el artículo completo en El Confidencial, en el blog Rumbo Inversor de Juan Gómez Bada